¿Editas vídeo? Aprende a elegir la música que le encaja

Típica escena de alguien que encarga un vídeo:

  • Te voy a pasar unas imágenes; ponle algo de musiquita y ya está.
  • ¡¡¡¿Cómo que ya está?!!!!

Noooo! La música es una de las piezas clave de un vídeo. ¿Pero es que nadie recuerda eso de que la música amansa a las fieras? Pues eso. Para elegir bien la música, tenemos que conocer la temática de nuestro vídeo y qué queremos provocar en nuestro espectador, sin pensar en nuestros propios gustos. Un sonido pop, por ejemplo, nos anima a pensar en juventud y diversión. Pero no es solo cuestión de estilo. Los instrumentos, el tempo, la armonía… Todo aporta características a nuestro montaje.

En publicidad la música se deja para el final, pero a la hora de editar un vídeo de empresa, o incluso una noticia con música, es mucho mejor elegir la música antes, porque nos facilita el montaje. Si acompasamos este con el sonido, el efecto que causamos en el espectador es mucho mayor.

¿Pero qué me pongo?

La decisión es más o menos la misma que la que tiene que tomar una adolescente cuando va a salir un sábado. Difícil.

La mayoría de los buscadores musicales nos ayudan porque nos permiten elegir además del género (indie, clásico, Hip hop, Jazz..), el instrumento y el estilo/tema/sentimiento. Algunos añaden el tempo o incluso (OMG pero esto qué es!!!!) la tonalidad. Tranquilos, es la forma técnica de llamar al estilo o al sentimiento. Una tonalidad mayor, por ejemplo, imprime alegría, mientras que una menor nos despierta tristeza.

Ya sabéis que la música activa mecanismos en nuestro cerebro y puede llegar a liberar grandes dosis de dopamina, la hormona del placer. Si queremos que mientras vean nuestro vídeo a la gente se le pongan los pelos de punta, ayudará mucho una música melancólica, con cambios de volumen y armonía. Que por cierto, es lo que tiene Someone like you, de Adele (según el científico Michaeleen Doucleff)

Por eso es importante saber qué instrumento elegimos para llevar “la voz cantante”

Si toco la trompeta, ¡Tará-tará-tareta!

Ya lo decía Miliki, si toco la trompeta… Pues no hay sonido más marcial. Es que es oír una trompeta y me pongo en marcha.

El tema de nuestro vídeo nos puede ayudar a elegir el instrumento principal de la música. Los instrumentos de madera nos inspiran melancolía, tranquilidad; son perfectos para un vídeo sobre el mar, la naturaleza o la artesanía.

La familia de metal aporta un toque brillante, ideal para la temática infantil, combinada también con la cuerda, que aporta calidez. ¿O no recordáis ningún vídeo veraniego con un ukelele? Busca esos sonidos si quieres aportar alegría y brillantez a la imagen.

¿Quieres movimiento? Busca una batería: nuestro corazón sigue el ritmo de la música, sobre todo cuanto más graves son los sonidos.

Pero ¿cuál es mi estilo?

No se trata de tu estilo, sino del de la empresa/evento/producto que ofreces en el vídeo. De la misma manera que actúan algunas tiendas a la hora de elegir su hilo musical, debemos elegir nuestra música en función del público. ¿Alguna vez has entrado en un lugar del que has salido corriendo porque no te gustaba la música? Pues ese lugar no era para ti; tú no eras su público.

Seguro que no elegirías una música clásica para captar alumnos en un campamento de verano, ni ritmos latinos para un vídeo de temática médica.

En un vídeo en el que se vea a gente jugando con videojuegos, ¿no le pondrías música electrónica? Claro, es repetitiva y está llena de efectos, igual que los juegos. Eso sí, intenta huir de los clichés.

El compositor Rafael Beltrán Moner, que ha escrito mucho sobre ambientación musical, avisa sobre los tópicos El pasodoble en los toros; la marcha americana en el fútbol; la polca rápida en las carreras ciclistas; la marcha nupcial en las bodas,… la utilización de melodía de violines en escenas amorosas; trinos en la tesitura aguda de la cuerda en los momentos de tensión; redobles de timbal para los trágicos; etc., efectos musicales fácilmente sustituibles por poco que utilicemos la imaginación”.

Pues ya sabéis: a pesar de todo lo escrito, tirad sobre todo de imaginación 🙂

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